jueves, 22 de octubre de 2009

Colcha de retazos y esperanzas




Por fin pude marchar con la bandera!

No había estado cuando se decidió presentar la colcha de retazos, las fotos y los comentarios me habían sorprendido, la idea era genial, no solo crear la bandera mas grande, sino también que cada uno pudiese poner su bandera, las viejas, quizás la primer bandera que tuvieron, esa que uno adora, cuanto más vieja y gastada mas historia, mas marchas, mas actos, mas compromiso. Encima ese día un amigo me contaba la emoción de su abuela que en Paysandú, entrego su bandera para la colcha de retazos.

Así que me fui a la antigua casa de Seregni, esa de donde habló desde el balcón. La gente estaba ansiosa, jóvenes y veteranos, muchos jóvenes y muchos veteranos. Los que llevan la impronta y la ansiedad de la primera votación y los veteranos que no pierden la esperanza de lograr la sociedad por la que siempre marcharon, esos que son un verdadero ejemplo de militancia. Había mucha alegría y eso se contagia.

Empezó a salir la bandera y no terminaba mas, era impresionante el tamaño, cada tanto alguna bandera cocida, retazos y firmas, la pasamos para adelante, nos separamos de manera tal de que todos pudiésemos llevar un poco, participar, ser parte de esa enorme bandera que en un rato nos tendría a todos marchando hacia la esperanza del segundo gobierno de izquierda.

Y salimos. Es raro decir que uno se emociona llevando una bandera, pero creo que no fui el único, al menos las caras y las sonrisas a mi alrededor, me hicieron sentir que todos estábamos disfrutando como nunca ese momento. En la calle, mucha gente, organizando, cantando, apoyando. También había caras enojadas y sorprendidas y otros apoyando con el ruido de las bocinas de los autos que iban sumándose al embotellamiento del quilómetro de propaganda esperanzadora que íbamos transportando por bulevar y después por 18. Desde los balcones se podía también ver y sentir la alegría y el apoyo y es que desde arriba también debería ser impresionante, pero abajo era como cargar la esperanza.

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