Somos tan egoístas
que nos desilusionamos, enojamos y hasta
nos sentimos traicionados,
cuando no recibimos lo que queremos,
cuando no recibimos nuestro botín de pretensiones
que valen mas que el mismo oro.
Pretendo no ser cuestionado, indagado y ni siquiera querido
a fin de no desilusionar a quien pretenda algo que no puedo
ni quiero dar,
es demasiado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario