martes, 27 de abril de 2010

1 poema de Thomas Bernhard

No muchos mueren

por una casa

en el desierto

o por un árbol seco.

No muchos mueren

por cenizas

que fueron fuego,

por el vino

de un rey destronado

o por los incendios

para celebrar

a un caudillo.

No muchos mueren

por otro,

cuando las semillas vuelan

y en la primavera

muerte y aves

ennegrecen cielos claros.

No,

no muchos.

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